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Descubre los efectos del alcohol en el cerebro a largo plazo

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Hombre con problemas de alcoholismo

Tiempo de lectura: 7 minutos

El uso continuado y excesivo de alcohol afecta directamente al cerebro, alterando sus funciones, su estructura e incluso acelerando procesos de deterioro cognitivo. Además, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el alcohol contribuye a más de 3 millones de muertes anuales a nivel global y es un factor de riesgo clave en más de 200 enfermedades.

A pesar de estas cifras alarmantes, y de la gran cantidad de estudios que hay sobre ello, muchos subestiman los efectos neurológicos de esta sustancia en el largo plazo.

En este artículo explicamos cómo el alcohol afecta diferentes áreas del cerebro a lo largo del tiempo, cuáles son algunas de sus consecuencias más importantes y qué estrategias se pueden adoptar para minimizar su impacto. 

¿Cómo afecta el consumo de alcohol al cerebro?

Health Service Executive explica de manera muy clara cómo el consumo de alcohol afecta al cerebro, y resalta que se trata de una sustancia que interfiere en las vías de comunicación cerebrales y que daña las neuronas. En el largo plazo, además, en las personas que consumen bebidas alcohólicas de manera excesiva, pueden presentarse lesiones cerebrales y trastornos graves, tales como el síndrome de Wernickes-Korsakoff.

La razón por la que sucede esto es que el alcohol es una sustancia psicoactiva que altera el funcionamiento normal del sistema nervioso central. Tan pronto como se consume, comienza a interferir en los neurotransmisores del cerebro, que son los encargados de transmitir señales entre las neuronas.

Esto genera un efecto depresor sobre la actividad cerebral: ralentiza los reflejos, disminuye la capacidad de concentración, reduce el autocontrol y altera el juicio. Por eso, incluso en pequeñas cantidades, el alcohol modifica la conducta, el estado de ánimo y las funciones cognitivas.

Con el consumo repetido y excesivo, estos efectos se amplifican y el daño se vuelve más profundo. El alcohol comienza a deteriorar la estructura misma del cerebro, afectando especialmente regiones clave como el lóbulo frontal, el hipocampo, el cerebelo y el sistema límbico.

Según National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism, los daños que provoca el alcohol y los cambios que genera en la estructura del cerebro también pueden hacer que sea más difícil controlar el consumo, y puede conducir al trastorno por consumo de alcohol.

A todo esto, tenemos que sumarle muchos otros efectos del alcohol para la salud física y mental, ya que como mencionamos en la introducción, esta sustancia se asocia a un gran número de enfermedades, incluyendo el cáncer, la depresión o la demencia. 

Consecuencias a largo plazo del alcohol en la salud cerebral

A medida que el cuerpo se expone de forma repetida al alcohol, el cerebro va adaptándose a su presencia y modificando la forma en que se comunican las neuronas, lo cual genera desequilibrios químicos, deterioro celular y alteraciones en la conectividad cerebral.

Estos cambios no solo afectan las funciones mentales más complejas, como la memoria, la concentración o la toma de decisiones, sino también el control emocional y el comportamiento.

Entre las consecuencias más comunes del consumo prolongado de alcohol sobre el cerebro, según American Addiction Centers, se destacan:

  • Síndrome de Wernicke-Korsakoff: se trata de una afección mental que puede provocar síntomas como confusión mental, alteraciones del movimiento ocular, dificultades de coordinación y problemas de aprendizaje y de memoria.
  • Trastorno por consumo de alcohol: tal como mencionamos antes, el consumo prolongado puede derivar el trastorno por consumo de alcohol. Para más información, consulta nuestro artículo sobre las preguntas sobre alcoholismo.
  • Problemas cognitivos relacionados a la memoria, la atención y el aprendizaje: las personas que beben con regularidad suelen experimentar olvidos frecuentes, dificultad para mantener la concentración y menor capacidad de aprendizaje.
  • Cambios en el estado de ánimo: el alcohol interfiere con los sistemas que regulan las emociones, facilitando la aparición de ansiedad, irritabilidad o síntomas depresivos. Esto es algo que explicamos con más detalle en nuestro artículo sobre alcohol y ansiedad.
  • Mayor riesgo de demencia: varios estudios vinculan el consumo sostenido de alcohol con un riesgo significativamente más alto de padecer demencia en etapas tempranas de la vida adulta.
  • Trastornos del sueño y fatiga mental crónica: aunque muchas personas beben para relajarse, el alcohol interrumpe los ciclos del sueño profundo y deteriora la calidad del descanso. Esto también afecta la salud mental y el estado de ánimo.
  • Reducción de la plasticidad cerebral: el cerebro pierde parte de su capacidad de adaptarse, regenerarse y formar nuevas conexiones, lo que hace más difícil la recuperación ante daños o enfermedades neurológicas.

La lista de problemas de salud vinculados al consumo de bebidas alcohólicas es muy amplia. Better Health, por ejemplo, incluye también algunos problemas de salud como la atrofia cerebelosa, que provoca problemas para mantener el equilibrio y caminar, disfunción del lóbulo frontal y neuropatía periférica.

A largo plazo, estas consecuencias pueden afectar de forma significativa la calidad de vida, la independencia y la salud mental de quienes consumen alcohol de manera constante. En muchos casos, los daños son acumulativos e invisibles en las primeras etapas, lo que dificulta su detección temprana.

Para complementar la lectura, recomendamos leer nuestro artículo sobre envejecimiento prematuro, ya que se trata de otra de las consecuencias que tiene el consumo de bebidas alcohólicas. 

Mujer con problemas de adicción al alcohol

Efectos del alcohol en diferentes áreas del cerebro

El cerebro humano está compuesto por diferentes regiones que cumplen funciones muy específicas y delicadas. El consumo de alcohol, especialmente cuando es excesivo y sostenido en el tiempo, altera de forma significativa cada una de estas regiones, causando consecuencias como las que comentamos en el apartado anterior.

Según los especialistas, esto es lo que se produce en cada una de las áreas del cerebro con el consumo de alcohol:

  • Lóbulo frontal: un artículo titulado Alcohol: Effects on Neurobehavioral Functions and the Brain, señala que esta es una de las partes más vulnerables a los daños que provoca el alcohol. Los estudios indican que el alcohol reduce su actividad y, con el tiempo, puede provocar su encogimiento. Esto puede provocar cambios en la regulación del comportamiento y las emociones, y afecta diferentes funciones cognitivas del cerebro.
  • Hipocampo: esta parte del cerebro es esencial para la formación de nuevos recuerdos y el aprendizaje, y los estudios indican que es especialmente sensible al alcohol. Su deterioro puede causar olvidos frecuentes, desorientación y problemas para retener nueva información.  
  • Cerebelo: los alcohólicos también están expuestos a padecer disfunción y ataxia cerebelosa. Con el tiempo, su daño puede volverse permanente, afectando la coordinación motora incluso cuando la persona no está bajo la influencia del alcohol.
  • Corteza prefrontal: aunque forma parte del lóbulo frontal, merece una mención aparte por su papel crucial en el comportamiento consciente y en la toma de decisiones. El alcohol deteriora esta zona rápidamente, afectando la capacidad de razonar y de controlar impulsos, lo que puede llevar a las personas a adoptar conductas autodestructivas.

En conjunto, los efectos del alcohol sobre las diferentes áreas del cerebro provocan un deterioro global del funcionamiento mental. Aunque algunas personas pueden percibir solo síntomas leves al principio, los daños son progresivos y, en muchos casos, irreversibles si el consumo se prolonga.

Los beneficios de no beber alcohol son muy amplios, tanto a nivel físico como mental. Por eso es recomendable abstenerse de consumir bebidas que contengan esta sustancia, incluso si se trata de un consumo esporádico. 

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La neuroplasticidad y la recuperación tras dejar el alcohol

El artículo de National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism que citamos antes menciona que, aunque no se sabe de manera precisa hasta qué punto podría recuperarse el cerebro después de meses de haber abandonado el alcohol, existen estudios que indican que una parte de los daños que produce esta sustancia se pueden revertir después de meses de abstinencia.

En las primeras etapas sin alcohol, pueden persistir síntomas, pero con el tiempo y el apoyo adecuado, estas funciones tienden a mejorar. Sin embargo, en algunos casos de consumo prolongado o de daño estructural severo, pueden persistir secuelas.

Estos efectos pueden mantenerse durante años, especialmente si el consumo fue intenso y sostenido en el tiempo. En particular, se ha observado que las áreas del cerebro vinculadas a la planificación, el control de impulsos y la regulación emocional son las que tardan más en recuperarse, y en algunos casos no llegan a restaurarse del todo.

La rehabilitación cognitiva, el tratamiento psicoterapéutico y la incorporación de hábitos saludables pueden acelerar la recuperación funcional. Además, el acompañamiento médico y psicológico puede ser clave para identificar qué funciones cognitivas tienen mayor probabilidad de mejorar y cuáles requerirán estrategias compensatorias.

Nuestro artículo sobre alimentos buenos para el cerebro puede ser muy útil para quienes desean empezar a tener un estilo de vida más saludable y recuperarse de los efectos negativos del consumo prolongado de alcohol. 

Estrategias para minimizar los efectos del alcohol en el cerebro

Alcohol and Drug Foundation brinda algunas recomendaciones y estrategias para minimizar los efectos del alcohol en el cerebro y tener una mayor calidad de vida. Dentro de sus recomendaciones incluye:

  • Practicar ejercicio de forma regular, ya que está demostrado que ayuda a incrementar el tamaño del hipocampo.
  • Practicar algunos ejercicios de meditación y mindfulness. Esto puede ayudar a restaurar las conexiones neuronales dañadas por el consumo de alcohol.
  • Tener una dieta balanceada, rica en vitaminas, minerales y nutrientes esenciales.
  • Tener una buena rutina de sueño, ya que es indispensable en la recuperación y desintoxicación del cerebro.

Estas estrategias son muy efectivas, pero toman tiempo. No es tan sencillo recuperarse de todo el daño que causa el alcohol en el cuerpo, y los especialistas recomiendan tener paciencia.

Lo más más recomendable es limitar por completo el consumo de bebidas alcohólicas para prevenir cualquier daño relacionado a ellas.